sábado, 10 de diciembre de 2011

Té Chai de la India

La palabra Chai ha sido utilizada en diferentes lenguas para hacer referencia al Té: desde el Norte de África, pasando por Turquía y el Medio Oriente, subiendo a Rusia, y descendiendo a Mongolia, China y otros países asiáticos. Pero particularmente en India, Chai refiere a un té espumoso y especiado, mezclado con leche y bien azucarado. En su esencia están los masalas (mez clas de especias) que despliegan aromas y sabores característicos.

El Chai en India es emblemático, está presente en la vida cotidiana, en medio del bullicioso tráfico donde las voces de los vendedores -o chai wallahs- invitan a disfrutarlo. En las paradas de autobuses, estaciones de trenes, y hasta en los semáforos en las esquinas; los conductores de autos y motocicletas demandan esta bebida inconfundible agitando sus propios recipientes y gritando al vendedor ambulante “aik chai lana” (tráeme un chai). Éste corre por el envase, y lo devuelve al conductor rebosante de Chai a cambio de unas pocas rupias.

Para la preparación del Chai, normalmente se utilizan tés negros de buen cuerpo como Assam, Ceylon OP o Black China OP; cuya presencia en boca no será opacada por la mixtura de especias que lo acompañará. Estas varían de acuerdo a la zona y la propia receta del vendedor; pero en general incluyen canela, clavo, cardamomo, pimienta, jengibre fresco, laurel, comino, menta, coriandro, anís estrellado, nuez moscada, lemongrass y hasta extracto de rosas. En la actualidad, la creatividad de los blendeadores se ha expandido y también se utilizan tés verdes como base de formulaciones de Chai.

Algunos aseguran que el Chai es la bebida de las clases trabajadoras, ya que los mantiene despiertos por largo tiempo a un bajo costo. Anteriormente, como fuente de energía consumían una preparación a base de yogurt llamada lassi; pero fue reemplazada por ser de mayor costo.

En la década del ‘50 el Chai se popularizó internacionalmente como una bebida diferente al té de estilo británico, tanto por la cocción de las hojas, que se hierven por espacio de 3 a 5 minutos; como por el agregado de azúcar y leche que se vierten a la cazuela mientras se cocina. Es recién años más tarde que se añadieron las especias, ya presentes en la cocina de la India, aromatizando así este brebaje maravilloso.

Se dice que los Chais son afrodisíacos, y esto se debe a las cualidades adrenérgicas que poseen algunas especias. Son sumamente digestivos y estimulantes, resultando ideales para comenzar el día o por la tarde. Se pueden beber con leche como la tradición indica, o sin ella en su versión moderna; siempre serán bienvenidos para deleitarnos con su magia de aroma y sabor.




Otros videos de chai wallah

lunes, 5 de diciembre de 2011

Origen del Té

Existen numerosos relatos acerca del descubrimiento del té.

Una de las leyendas dice que su descubridor fue el emperador Shen Nung (2737 a.c. – 2697 a.c.), que sólo bebía agua hervida. Un día el viento empujó tres hojas de té hasta su taza, tiñendo el agua marrón dorado. Al probar el brebaje se sintió revitalizado, tomándolo desde entonces diariamente.

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Hasta el siglo III dC, la infusión se preparaba como medicina o tónico con hojas verdes tiernas de árboles silvestres. Para ajustar la oferta a una demanda creciente y garantizar una cosecha regular, los granjeros empezaron a cultivar arbustos de té en sus pequeñas propiedades y se fue desarrollando un sistema de desecación y fabricación.

Se suele afirmar que la "edad de oro" del té corresponde a la época de la dinastía Tang (618-906 dC). El té ya no era solo un tónico medicinal, sino que se bebía tanto por sus propiedades reconstituyentes como por placer.


Durante este periodo el té adquirió tal importancia que un grupo de comerciantes encargaron al escritor Lu Yu (733-804 dC) que compilase el primer libro sobre el té. Su Cha Ching, conocido como el Libro Sagrado del té. Este libro muestra claras influencias de la filosofía Zen, así como del taoísmo. La forma de preparar el té, tan poética y bellamente expuesta por Lu Yu, quien veía en ella un modelo de orden y de la armonía que reina en todas las cosas, fue la que posteriormente sería introducida en Japón, precisamente por monjes practicantes del budismo Zen.


El té llegó a convertirse en un vehículo para la espiritualidad y la trascendencia. Así Wang-Yu-Chang encontraba en el té "algo que llegaba al fondo de su alma como una llamada directa, con esa delicada aspereza que recuerda al gusto de un buen consejo". Para So-Tung-Pa "el poder de la pureza del té desafiaba lo corrupto, al igual que hace un hombre virtuoso".